Como parte de un tour visitamos esta isla, solo para almorzar. Al llegar a la orilla tienes que caminar por un camino de tablas, algunas sueltas, sin baranda ni seguridad alguna. Luego, escalar un poco para llegar al lugar del almuerzo. Mis rodillas están enfermas por la artritis y fue un camino muy doloroso para mí. Nadie me advirtió antes sobre esto. Luego, las facilidades para comer son pésimas. Ni siquiera los locales se merecen unas facilidades así, y mucho menos los turistas visitantes. El piso en desnivel, madera deteriorada en mesas y bancos. Y los "baños" si se pueden llamar baños, sin agua. La comida estaba buena pero aún los empleados del lugar lucían rostros serios y tristes. A nadie le agradaría trabajar bajo esas condiciones. Es una pena. Solo necesita alguien que invierta su dinero y la transforme en un lugar agradable. Como está ahora, no la recomiendo para nada.