Desde que visitamos la Toscana por primera vez, hace ya años, hemos querido volver mi pareja y yo. Ahora con un integrante más, una pequeña de 3 años. Nos decidimos por un alojamiento rural, sobre todo con piscina, para poder compaginar la visita a la monumental región con momentos de relax y descanso que todo niño necesita. Fattoria di Poggiopiano ha sido todo un descubrimiento. Nos la jugamos. No teníamos ninguna referencia directa del lugar pero por Internet todos los comentarios eran positivos. Y no defraudaron. Realizamos la reserva por correo electrónico y ahí es donde conocimos "virtualmente" a Elisabetta Galardi, nuestra cicerone y mujer de Mauro Galardi, cuya familia y apellidos se ha relacionado desde hace siglos en Florencia con el buen vino. Y es que esta granja es también una finca en donde y vive y trabaja esta familia, y en donde realizan un excelente Chianti, así como aceite (no dejéis de asistir a una cata, muy instructivas y familiares). Fattoria di Poggiopiano está situada en la zona este de Florencia, a apenas 30 minutos en coche desde el aeropuerto. En esos pocos kilómetros de distancia con el centro monumental estamos en pleno campo pero a un paso de la ciudad. Es el lugar ideal como base para poder visitar el resto de la Toscana. Si queremos visitar Florencia podemos elegir acceder en coche y aparcarlo en algunos de sus parking (por ejemplo el situado junto a la estación de tren de Santa María Novella). Pero hay una opción mejor, más barata y con menos quebraderos de cabeza: el bus urbano. Apenas 2 kilómetros separan la granja del núcleo urbano más cercano, Al Girone. Se puede bajar andando o con el coche, dejarlo allí aparcado y tomar el bus 14 (el 14A de vuelta). En 20-30 minutos (según el tráfico), te deja en Via del Pucci, una calle colindante con el Duomo. Volviendo a la granja, esta cuenta con dos edificios: una casa solariega totalmente rehabilitada con varias habitaciones y lo que antiguamente fue el granero, recuperado para albergar dos estancias. Otra de las ventajas de este lugar es que las habitaciones cuentan con una pequeña cocina, perfecta para preparar una cena rápida y disfrutarla a la luz de las velas con una botella de vino Galardi. Aunque el único servicio de hostelería que ofrecen es el desayuno (muy bueno), siempre se puede hablar con Elisabetta y proponer (por ejemplo una barbacoa). También hay una piscina, bastante grande para lo que necesitaría un lugar como este en donde no habrá que pelearse por una hamaca o un espacio en el agua. Desde allí las vistas son preciosas, con las colinas verdes toscanas rodeándonos. Para los más campestres, los alrededores son tranquilos y con unas buenas zapatillas o botas se pueden realizar caminatas o footing entre vides y olivos. Volviendo a las habitaciones, cuentan con muebles rurales muy bien cuidados, todo muy limpio, incluyendo los baños. También hay vajilla, cacerolas y cubiertos en el área de cocina, así como frigorífico. No cuenta con aire acondicionado, pero en pleno agosto, por la noche, aunque durante el día haya hecho mucho calor, que suele hacerlo, se puede dormir sin problemas. Los precios, para lo que es Italia, son bastante contenidos. Como curiosidad, junto Al Girone (la pedanía en donde tomar el bus a Florencia), se encuentra uno de los muchos cementerios de Italia en los que descansan los soldados aliados caídos en la Segunda Guerra Mundial. En este caso es el que llaman 'de los ingleses'. Su visita es gratuita (la cancela está siempre abierta) e impresiona el lugar tanto por su belleza como por lo que significa.…
Fecha de la estadía: agosto de 2013Calidad/precio
Habitaciones
Ubicación
Limpieza
Servicio
Calidad del descanso
Tipo de viaje: Viajé con familiaConsejo sobre las habitaciones: Si viajas con niños es recomendable elegir cualquiera de los dos alojamientos de la Fienile...
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