Pequeño restaurante coqueto y acogedor. Desde la llegada, el recibimiento con un cálida sonrisa, la experiencia es estupenda. Te hacen sentir muy a gusto. Platos deliciosos con presentaciones muy cuidadas. Atención exquisita: siempre pendientes pero sin agobiar. Todo lo que probamos estuvo perfecto. Si regreso...a Bergamo vuelvo seguro.Más