El dueño del hotel nos asesoró y nos propuso una ruta para cada día, las cuales nos permitieron disfrutar al máximo de la bella capadocia. El desayuno era exquisito y el trato muy acogedor. Es cierto que el hotel esta en un pueblo, un poco aislado, pero para nosotros que teníamos ganas de desconectar y que el ambiente rural ya nos gusta, no fue algo negativo. La decoración de la habitación era muy bonita, realmente era una cueva, sin embargo el hecho de que al abrir la puerta dieras directamente al exterior daba tranquilidad y un poco de aire fresco. Disfrutamos mucho de la estancia.
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