los hoteles en Venezia tienen en general características comunes: son infinitamente más caros que en cualquier otra ciudad y con menos servicios que en otros lugares. Dado que el terreno es tan escaso, normalmente las habitaciones son mucho más pequeñas. Y el tema de los olores de los canales tampoco es baladí.
Por todo ello, decidimos ir a este hotel en el Lido, a tiro de piedra (un paseito de 10 minutos de nada en vaporetto hasta San Marcos) y en una zona menos conocida de Venezia como es el Lido , que tiene un sabor especial (no hay apenas canales, hay una avenida y piazzas, y coches (tampoco muchos, claro: sigue siendo Venezia), y pizzerias con terrazas en las calles a precios no turistas.
El albergo Rigel es un hotel como de los años 60 en España: muebles demodé, ascensores lentos y servicio simpatiquísimo. Cama grande y comoda, balconcito con vistas a un jardín coqueto, desayuno de touroperador (=horrible, merece la pena desayunar cualquier cosa por la calle, que para eso estamos en el lido). Está a dos minutos a pie desde el vaporetto y a cinco minutos de algunas de las mejores trattorias de venezia por relación calidad-precio, y el paseito en el vaporetto de buena mañana es una autentica maravilla.