El lugar está en el corazón comercial de Chicago, a un par de cuadras al norte del río, a espaldas de la torre Trump, sobre la avenida Michigan, se puede apreciar esta terraza volada del edificio. La comida no tiene desperdicio, hacen un betabel con queso de cabra y piñones que es una delicia, la influencia parece ser griega, por los quesos y los condimentos. Las almejas, unas papas machacadas empanizadas acompañadas de un "dip" de queso feta son otros de los platillos que pudimos disfrutar. El servicio fue impecable. Quizá el volumen de la música un poco elevado, pero eso es cuestión de gustos. Si, la pasamos muy bien y el precio fue de acuerdo a lo que recibimos, volvería seguramente.