La comida es deliciosa, muy bien cocinada y presentada. El servicio amable y atento. Ojo cuando pidáis vino, fijáos en el precio que son muy caros. En cambio el agua te la ponen del grifo si quieres (está muy buena) y eso que te ahorras. Cuando nosotros fuimos, tenían langosta del lugar y fresca del día, ¡estaba espectacular!, no os la perdáis si tenéis la oportunidad (nosotros la compartimos de primero y nos arrepentimos de no cogerla como plato principal). Las porciones adecuadas. Los postres generosos, nosotros compartimos la tarta de nueces y estaba de miedo. La relación calidad precio es muy buena, es carillo pero nosotros pagamos encantados la cuenta, la cena lo valía.
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