El centro histórico de Colmar es hermoso, tal vez uno de los mas bellos de Alsacia. Su trazado medieval, casas de entramado de madera, ventanas con maceteros con flores, viviendas de color pastel, canales de agua y alboroto de cigüeñas en sus tejados nos remiten a esas ciudades imaginarias de nuestra infancia. Pero todo es real en Colmar. Para llegar, tomamos un tren en Estrasburgo para un viaje de una hora. El tiempo fue exacto pero el viaje fue algo incomodo. Cometimos el error, de ir un estupendo día Domingo de primavera. El tren llegó ya lleno a la estación de Estrasburgo y al subir todos los que estábamos en el andén, produjo que tuviéramos que viajar apiñados en los pasillos. El motivo de tanta gente lo descubrímos al llegar. Había un festival regional del vino y comidas alsaciano, con precios populares, que atrajo muchos turistas. Verdaderas multitudes recorrían las estrechas calles de la localidad. Los sitios para almorzar todos llenos. Había que alejarse del centro histórico para poder sentarse en algún lugar para almorzar. Quise hacer un paseo en las barcas que recorren los canales, pero al llegar al pequeño muelle una persona me informó que había que sacar un ticket vía internet con meses de anticipación. Esto no lo leí en ningún sitio y nadie lo advierte. Volveré a Colmar, claro que sí, bien lo merece, pero lo haré un día de semana, con el ticket para el paseo en barco, en mano y trataré de quedarme hasta la noche, porque según me contó un vecino, de noche la ciudad iluminada es mágica.