Elegí el lugar para llevar a amiga de Brasil por la laguna y la cumbre del Aconcagua. Tomé un tour privado, muy bueno el servicio de transporte, sin embargo, no incluyó la "excursión" al lago, pues sólo lo puedes observar desde un mirador, acercarse es exclusivo para quienes alojan en el Hotel o usan skies. IMPORTANTE: NO puedes entrar a las instalaciones del Hotel ni siquiera para un café, por lo que pasamos mucho frío. El sitio no está preparado para recibir de manera acogedora a personas que vayan por el día: nada puedes usar si no eres huésped del Hotel o vas a esquiar. Sólo se permite acceso a Hotel desde las 12:30 para almorzar, por orden de llegada. El servicio es tipo casino escolar, vas pasando con bandeja de plástico. Menú por $19.000 por persona bien abundante, nada gourmet o fino. El personal del Hotel es amable pero, a todo dicen que no, pues no permiten personas por el día. Una pena la experiencia pero hermoso el paisaje. Al regreso hay exceso de camiones por el paso Los Libertadores, lo que hace que el regreso tome al menos el doble de tiempo que la ida (subimos en 2 horas y bajamos en 4, mismo camino). No creo que volvería. Me dejó la impresión que no desean fomentar visitas por el día, por lo tanto hay cero facilidades. Lo mínimo si, tienen un baño en container a la interperie al que accedes por $500. No me imagino cómo sería ir con niños sin poder tener algo caliente.

Fui a pasear y me encontré con la noticia de que a los andariveles solo pueden subir personas con skies, la Laguna cerrada desde muy arriba, no se podía apreciar bien, servicio de cafetería en hotel... no hay. Creo que el centro de ski está pensado solo en deportistas, NO para turístas.