Llegamos con mi marido caminando desde el centro de Roma, son unas cuantas cuadras, pero disfrutamos del paseo conociendo muchos lugares. Este castillo nos quedó pendiente en nuestra primera visita y esta segunda vez aprovechamos para conocerlo. Queda muy cerca de la Ciudad del Vaticano, por lo que se puede hacer todo en un mismo día. En un principio fue el mausoleo del emperador Adriano, albergó sus restos y los de su familia. Convertido luego en fortaleza, residencia papal, cárcel y actualmente funciona como museo. El nombre que tiene se debe a que el papa Gregorio I tuvo una visión del arcángel Miguel que fue interpretada como el anuncio del final de la peste que castigaba la zona.