Hicimos un viaje a Bali y Lombok de dos semanas, muy cargado de programas, y la mejor experiencia fue sin duda la subida al cráter del Monte Rinjani, una experiencia inolvidable gracias a la ayuda de Rinjani Hero, la agencia que nos montó el circuito privado y que nos dio todas las facilidades.
Meses previos: La comunicación con ellos fue sensacional. Contestan rápidamente y solucionan las dudas. Hicimos un pago del 30% y el resto cuando llegamos a Senaru, donde estuvimos alojados el día previo y el posterior al descenso.
Logística: Ellos se encargan de irte a buscar al puerto o el aeropuerto, en nuestro caso, ya que veníamos de Bali en un barco rápido, nos vinieron a buscar a Bangsal. Nos llevaron a Senaru en una hora y media. En el hotel, a los pies del Rinjani, nos entraba la cena. Un guía, la tarde anterior, nos llevó a ver dos cascadas espectaculares muy cerca del hotel, a unos 20 min.
Día de la subida: A las 7:00 de la mañana empezamos la primera parte, de Senaru a la entrada del parque en camioneta. Luego ya empezamos a andar. Mi pareja y yo fuimos acompañados por el guía, que te explica algunas particularidades de la subida y de los árboles que se ven. Le puedes preguntar de todo. Junto a ellos, dos porteadores que tienen el cielo ganado. Ambos, en chanclas, ascienden los 8,5km con 30kg de peso donde llevan la tienda de campaña, la comida y todo lo necesario para la subida y la noche en el cráter. Nos generó sensaciones contradictorias. Nos sentimos algo avergonzados, pero no dejan que les ayudes y suben más rápido que nadie. La comida es increíble: arroz al curri, pollo, spaguettis con chili, patatas, verdura, pollo... Agua, coca cola, té, café, fruta, pancake.... Comimos mejor que en un resturante.
La subida es exigente. Los primeros seis kilómetros atraviesas un bosque tropical, siempre en la sombra, ascendiendo por un paísaje único, con la presencia intermitente de monos. Los dos últimos kilómetros pican, hay más grava volcánica y piedras. Pero el esfuerzo de siete horas merece la pena cuando llegas a avistar, si la niebla lo permite, el Monte Rinjani, el lago y el volcán que se encuentra en su interior.
La noche es fría, hay que llevar abrigo, la tienda de campaña fue fenomenal para descansar dentro de lo que se suppne que es dormir en la montaña. Y lo mejor es el amanecer, un mapa de colores en una paisaje único. El descenso se hace en cuatro horas y de nuevo el trabajo del guía y los porteadores es bárbaro.
Tardamos dos días en recupera las piernas. Pero el recuerdo de lo vivido y visto no desaparecerá.