Excelente opción para salir de la rutina y entrar en un mini paraíso del cual no hay forma de no poder relajarse, fuimos un fin de semana y volvimos cono nuevos a casa, aparte de todo el restaurante es buenísimo y toda la comida viene de lo que se cosecha en el lugar
Durante mi estadía pude deleitarme de la comida saludable y llena de sabor, con ingredientes autóctonos pero preparados de forma diferente, el personal muy hospitalario, las instalaciones muy limpias y en constante mantenimiento, la habitación acogedora con una vista espectacular, recibí varios tratamientos de spa que me dejaron con ganas de volver, participé en las clases de Yoga y caminata guiada por lo que en todo momento tuve actividades que hacer. También utilicé el gimnasio, un poco pequeño pero tiene lo necesario para trabajar todos los grupos musculares con un poco de creatividad.
Estuve 2 noches con mi novia en el hotel y lo recomendamos totalmente. La experiencia está llena de pequeños detalles que hacen que uno se sienta realmente en un lugar especial. El punto fuerte del hotel es el spa, un edificio separado con una vista increíble, sala silenciosa, jacuzzi, piscina, etc. Un lugar perfecto para relajarse, leer, trabajar, lo que uno quiera. En la tarde hacía mucha neblina lo que causaba un efecto aún más relajante. El servicio al cliente excelente, algo muy difícil de encontrar en Costa Rica. El único problema que tuvimos fue con el restaurante el cual es excesivamente caro. Tengan cuidado, pregunten bien por los precios y por los costos adicionales. Si eligen la opción que solo incluye desayuno entonces es mejor salir a comer a Atenas. Fuera de eso, una experiencia involvidable. Definitivamente volveremos algún día.…
Decidimos celebrar nuestro aniversario de bodas en este exclusivo hotel en las montañas de Atenas, Costa Rica. Y ha sido una de las mejores celebraciones. El hotel es bellísimo, puede sentir el amor y armonía en cada detalle, desde su diseño hasta los adornos de cada rincón. El área del spa y su piscina es como un viaje a un sitio mágico revitalizante y lleno de paz. El masaje en pareja fue fantástico (gracias Katia y Giselle). El restaurante, con su propia huerta es delicioso. Además aprendimos mucho de cómo alimentarnos sanamente con un toque ayurvédico; gracias Carlos y Sergio. Extrañamos la granola especial del desayuno. Pero lo mejor, es todo su personal: nos hicieron sentir especiales en todo momento; cada uno de ellos se interesó en nuestro bienestar de una forma auténtica. Fue muy grato. Y en esta época no sobra mencionar que en todo momento guardaron los protocolos de seguridad.…
De los lugares más preciosos que he visitado. Todo es maravilloso: instalaciones, el personal, spa, restaurante. Un lugar donde cada rincón fue diseñado para descansar, recargar baterías, salir renovado. Todo el personal brinda un servicio impecable y amigable, y sin duda alguna cada momento en el restaurante Boca Dulce era una experiencia deliciosa. Esperamos poder volver. ¡Nos encantó!
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