Con un agradable clima que apenas varía a lo largo del año, Sanremo ha sido un destino turístico favorito desde mediados de la década de 1700, atrayendo a visitantes de todos los puntos de Europa, incluyendo grandes contingentes de aristócratas rusos y británicos. Para una gran mayoría de turistas, el largo tramo de playa es su atractivo principal, aunque no conviene olvidarse del impresionante casino o del barrio medieval de la ciudad en la ladera, al que se le conoce por el nombre de La Pigna. Todos los años, desde 1951, la ciudad acoge el popular Festival de Música de Sanremo.

Rapallo, una ciudad puerto de unos 30.000 habitantes en la costa liguriana de Italia, yace en el golfo Tigullio a unos 24 km al sureste de Genoa. El Castello sul Mare (castillo sobre el mar), del siglo XVI, es el principal monumento de Rapallo y se encuentra en el puerto. La Basilica de Santi Gervasio Protasio, del siglo XVI, también merece la pena visitarla. Si quieres disfrutar de verdad, coge un autobús o el funivia (funicular) hasta el santuario de Nostra Signora di Montallegro, que ofrece unas vistas impresionantes.

Pondrás los ojos como platos cuando veas las impresionantes vistas que se disfrutan del Mediterráneo desde Eze, una encantadora población de la Costa Azul situada en una colina. Sus preciosas calles empedradas y sus rosas buganvillas no tienen nada que ver con el glamur de Cannes o St. Tropez; cosa que agradará muchísimo a los viajeros que no estén interesados en el famoseo ni en los yates de lujo. Los amantes de las compras disfrutarán de sus perfumerías y galerías de arte.

Llamada así por los cinco pueblos de Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore, este escarpado fragmento de costa de la Riviera italiana es tan hermoso que UNESCO la nombró Patrimonio Mundial. Como no se permite ir en coche, la única forma de acceder a Cinque Terre es a través de los trenes locales, por ferry o caminando por los espectaculares senderos que enlazan los pueblos. Aquí el ritmo es deliciosamente lento, y los pasatiempos principales consisten en nadar, hacer senderismo, ir a la playa, comer bien y explorar las preciosas y antiguas aldeas.

El pasado está presente en Ruan, donde la torre de la iglesia gótica se eleva sobre calles con entramado de madera y museos de historia. La capital ribereña de Normandía también ofrece algunas de las mejores opciones gastronómicas de la región, desde quesos que vienen directamente de la granja hasta ostras obtenidas en su costa cercana.

En la ciudad costera de Kamari, se puede disfrutar de las típicas playas y ruinas de las islas griegas, pero también de atracciones inusuales, como el cine al aire libre. Aléjate de las costas de piedra negra y dirígete al sitio de la antigua Thira, donde quedarás sorprendido por el tamaño y la estructura de los restos de piedra de las casas, los mercados, los baños y los templos. Saborea las cosechas locales en la bodega de Gaia, después descansa en un café al aire libre mientras disfrutas de la puesta del sol, que baña el cielo con una cálida luz egea.

Nueva Delhi es a la vez caótica y calma, una ciudad compleja donde las vacas a menudo deambulan por las calles bordeadas de ranchos. El Fuerte Rojo del siglo XVII es una combinación de cúpulas y torres, mientras que Chandni Chowk es una práctica abrumadora de regateo amistoso. Jantar Mantar ofrece una colección de descomunales relojes de sol e instrumentos astronómicos que todavía se utilizan para pronosticar el tiempo. Turistas y lugareños acuden a la Puerta de la India, el monumento nacional de la India que rinde homenaje a los soldados que murieron en la Primera Guerra Mundial y la Tercera Guerra Afgana.

Ari Atoll del Sur, un conjunto de islas miembro de las Maldivas, es una verdadera escapada. Muchos turistas van a disfrutar de los lugares de buceo de otro mundo para ver las mantarrayas y los tiburones ballena, además de los cuatro puntos de buceo con barcos naufragados de Atoll. Sin embargo, los placeres de Ari del Sur no se limitan a las actividades submarinas. El resort Sun Island les permite a los turistas explorar la cultura maldiviana de islas vecinas o viajar a la deriva por las lagunas en canoas y catamaranes mientras absorben el atardecer.