Las playas de arena, las dunas doradas y los paseos marítimos de Southport la convierten en una escapada popular de las ciudades cercanas de Liverpool y Manchester. Si a esto le añadimos un recinto ferial, un muelle histórico y una próspera vida nocturna, tendremos uno de los destinos costeros más atractivos de la costa oeste.

Como una de las ciudades más encantadas de Inglaterra, Derby está atiborrada de oportunidades para cazafantasmas. La colonia de la catedral histórica de la ciudad sirve como puerta de entrada al Parque Nacional del Distrito de los Picos, donde las colinas ondeantes, el murmullo de los arroyos y los tradicionales pubs rurales recuerdan a una pintura romántica.

La localidad de Étretat se halla en la costa de Alabastro de Normandía. A solo unos kilómetros del puerto de El Havre, esta costa es famosa por sus acantilados blancos de caliza, que el mar ha erosionado en forma de arco. Étretat cuenta con una buena variedad de tiendas y restaurantes, y es el lugar perfecto si buscas algo de tranquilidad en cualquier época del año.

Ubicada tierra adentro y lejos de sus vecinos más llamativos de la Riviera Francesa, Narbona adopta un ritmo de vida más tranquilo. El tranquilo Canal de la Robine se desliza a través de este antiguo puerto de río, donde los pantanos salobres y las lagunas llenas de botes pesqueros atraen a muchos artistas pero a pocos turistas.

Escapa del bullicio urbano y haz de Jasper tu base para explorar la naturaleza salvaje de Canadá. Como ciudad de montaña es tranquila, nada pretenciosa y ofrece buena comida y bebida; como destino es perfecta para los amantes de los deportes al aire libre, se puede hacer senderismo y golf en verano, y esquiar y montar en trineo con perros en invierno. Si hace frío, entra en calor en las fuentes termales de Miette Hot Springs, en el Parque Nacional.