En las orillas del hermoso río Elbe, la ciudad alemana de Dresden es exuberante y verde, está lleno de bosques, jardines y parques. La ciudad tiene mucha historia cultural y artística; el gran compositor de ópera Wilhelm Wagner estrenó numerosas obras aquí en el siglo XIX y, en la actualidad, una compañía independiente de opereta mantiene el arte clásico actualizado y moderno. Los culturetas amarán los museos Gemäldegalerie Alte Meister y Grünes Gewölbe, y los aficionados a la arquitectura quedarán maravillados con el mélange de estilos reflejados en el paisaje urbano.

Te gusten las playas, los viajes a spas y centros de bienestar o unas vacaciones activas, la pequeña Amrum lo tiene todo. Toma el ferry hasta la isla, reserva un apartamento o una habitación, y explora las arenosas costas y aguas verdes de Amrum. Cuentan los viajeros que la isla presume de una excelente red de carriles para bicicletas, además de lugares para acampar, hacer vela y practicar senderismo.

Roma tampoco se puede recorrer en un día. La ciudad parece una gran sala de exposición de un museo gigante al aire libre, un collage de plazas auténtico, mercados abiertos y sitios históricos alucinantes. Tira una moneda en la Fontana di Trevi, quédate con la boca abierta en el Coliseo y el Panteón, y recarga tu energía con un capuchino para pasar una tarde de compras en el Campo de’Fiori o Via Veneto. Zambúllete en un plato de pasta fresca, algunos suculentos alcauciles fritos o un tierno guiso de rabo de buey para disfrutar de las mejores comidas de tu vida.

La combinación de varios pueblitos en la costa del suroeste creó la actual encarnación de Kochi (o Cochin), donde pasear durante el ocaso, probar pescado fresco de los vendedores de la costa y andar en barco por las islas fuera de la costa forman parte de las actividades más populares entre los visitantes. Los centros artísticos presentan la danza tradicional, Kathakali. Se observan influencias europeas en las iglesias y los puertos construidos por los portugueses en el siglo XVI, mientras que es notoria también la huella de los primeros comerciantes chinos en las inusuales redes de pesca que salpican la costa.