Huatulco cuenta con la misma naturaleza intacta y la actitud relajada de sus vecinas al norte, Puerto Ángel y Puerto Escondido, pero con una diferencia significativa: sus carreteras e instalaciones son modernas, y cuenta con vanguardistas hoteles de lujo. Sus prístinas playas de arena blanca, con sus cuevas, y los paisajes selváticos, hacen de Huatulco un refugio idílico en el que, además de relajarte y disfrutar de paseos en barco, podrás practicar todo tipo de deportes acuáticos, además de practicar senderismo en la jungla. ¡Los amantes del ecoturismo no pueden dejar escapar esta joya!

Uno de los principales destinos de buceo en el mundo por sus arrecifes de coral como de libros de cuento, la isla de Cozumel alberga además una variedad de playas naturales. Elegí una playa con suaves arenas blancas para relajarte o practicar snorkeling rodeado de vistas rocosas. Un destino tanto para la aventura como para el romance, Cozumel tiene clima caribeño todo el año, una selva ilimitada y abundante vida nocturna.

Duplique el placer de su estancia en la Riviera mexicana en la zona de veraneo de Ixtapa, y el cercano y pintoresco Zihuatanejo. La región ofrece muchas posibilidades para la pesca, los deportes acuáticos y el buceo. Ixtapa cuenta con magníficos campos de golf y canchas de tenis. Se puede montar a caballo por las playas la Ropa y Linda. Los adoradores del sol encontrarán playas con multitud de actividades posibles, así como apartados paraísos tropicales. Para una auténtica escapada, visite el lugar de pesca llamado Barra de Patosi.

La Ciudad de México, que surge de las ruinas de la capital Azteca, Tenochtitlan, ofrece una combinación única de vida contemporánea y preservación histórica. Los museos, restaurantes y parques de primer nivel compiten con los remanentes de varias culturas. Por más que no sea tu estilo de viaje, no puedes dejar de lado la vida nocturna, los centros comerciales y la historia.

Esta joya colonial de calles adoquinadas y pintorescas iglesias sigue inspirando a los artistas con su color, su personalidad y su luz. El barroco, el neoclásico y el neogótico se mezclan en los edificios de la ciudad, notablemente en la piedra rosada de la iglesia del siglo XVIII que se halla en la plaza principal. Fundada en 1542 por un monje franciscano, la ciudad es una mezcla de influencias hispánicas y mesoamericanas.