Coventry se caracteriza por las ruinas de su catedral, que fue bombardeada, junto con el resto de la ciudad, durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras que la metrópolis de las Tierras Medias es una cómoda entrada a Stratford-upon-Avon, los que se quedan más tiempo aquí descubren un pueblo que está en medio de un resurgimiento financiero y cultural.

Las joyas de la corona, Buckingham Palace, Camden Market… En Londres, la historia se superpone con el arte, la moda, la comida y la buena cerveza británica. Un día perfecto es diferente para cada uno: los cazadores de cultura no deberían perderse el museo Tate Modern y en el Royal Opera House. A los fanáticos de la ropa se les va a hacer agua la boca en las tiendas de Oxford Street. Para los gourmets, un té con crema en Harrod’s o un pescado crocante en una pescadería adecuada ofrece el clásico sabor londinense. Los amantes de la música y los libros se van a volver locos en Abbey Road y el Museo de Sherlock Holmes (en 221B Baker Street, por supuesto).

Roma tampoco se puede recorrer en un día. La ciudad parece una gran sala de exposición de un museo gigante al aire libre, un collage de plazas auténtico, mercados abiertos y sitios históricos alucinantes. Tira una moneda en la Fontana di Trevi, quédate con la boca abierta en el Coliseo y el Panteón, y recarga tu energía con un capuchino para pasar una tarde de compras en el Campo de’Fiori o Via Veneto. Zambúllete en un plato de pasta fresca, algunos suculentos alcauciles fritos o un tierno guiso de rabo de buey para disfrutar de las mejores comidas de tu vida.

Conquistar Nueva York en una visita es imposible. Por eso, visita lo imperdible: el edificio Empire State, la Estatua de la Libertad, el Central Park, el Museo de Arte Metropolitano; y luego explora lo menos conocido con visitas a The Cloisters o a una de las bibliotecas de la ciudad. Disfruta de las tiendas bohemias del West Village o la fina gastronomía del Upper West Side. El bullicioso mercado de la estación Grand Central te da un sabor literal de lo mejor que la ciudad tiene para ofrecer.

Otrora un destino para lunas de miel locales y vacaciones para la familia, las Cataratas del Niágara ahora se convirtieron en un destino vacacional lleno de acción. Las cataratas son literalmente la mayor atracción: ver el agua espumosa caer a velocidades alarmantes puede ser absolutamente cautivante. Cúbrete con un poncho y salta a bordo del Maid of the Mist para hacer un crucero tan cerca de las cataratas que te vas a empapar con el rocío. En la arteria principal de Clifton Hill encontrás atracciones turísticas excepcionales e innumerables opciones de restaurantes.

La ventosa ciudad es una cornucopia de arte moderno, buena comida, comedias de vanguardia y fanáticos acérrimos del deporte. Saca una foto de tu reflejo en la escultura plateada “La puerta de las nubes” del Parque del Milenio antes de dirigirte al Parque Grant para recibir el rocío refrescante de la Fuente de Buckingham. Hay docenas de museos y compañías de teatro en Chicago, por lo que una experiencia cultural no es difícil de encontrar. Seguramente te vas a morir de la risa en el teatro Second City Theater, la plataforma de lanzamiento profesional de muchos comediantes famosos.