Es casi imposible que el Pacífico Noroeste esté más en calma que en el bello entorno de Bellingham, una ajetreada ciudad a cobijo de la bahía Bellingham Bay. La naturaleza abunda por doquier en todo el entorno de este paraíso costero. Las aguas del Pacífico ofrecen la oportunidad de ver ballenas, de hacer un crucero hasta Friday Harbor o de visitar la ciudad canadiense de Victoria. Al este, la montaña Mt. Baker atrae a esquiadores y aficionados del snowboarding a sus laderas. La ciudad en sí misma es un foco de actividad con su vibrante teatro, museos históricos, restaurantes de alta cocina y bellas artes.

Victoria sigue siendo la ciudad más británica de todas las ciudades de América del Norte, pero tiene mucho más que salones de té, tiendas de antigüedades y galerías (aunque abundan). Impulsada por la generación más joven, la ciudad ostenta una colección de tiendas geniales, cafés auténticos y restaurantes únicos. Además, cuenta con más senderos para bicicletas que ninguna otra ciudad canadiense, que ofrecen una excelente manera de explorar el pintoresco lugar (y de evitar una tarde comprando antigüedades).

Rodeada de agua casi por los cuatro costados, Port Townsend cuenta con varios lugares donde botar su barco favorito, desde una barca de remo hasta un yate. Las numerosas carreras, regatas y su festival anual de embarcaciones Wooden Boat Festival confirman la relación entre la tierra y el mar. Para los marineros de agua dulce, los numerosos parques que rodean la ciudad, incluyendo el Fort Worden y el Old Fort Townsend State Parks, y, un poco más lejos, el Olympic National Forest están a su disposición. Paraíso de artistas, la ciudad alberga numerosas galerías y un vibrante Paseo del Arte.

La segunda ciudad más grande de la isla de Vancouver se encuentra frente al mar y tiene unas fabulosas vistas a las montañas, además de un puerto muy transitado. En él se celebran eventos como la “Bathtub Race”. La ciudad tiene unos 75000 habitantes y ofrece oportunidades de llevar a cabo actividades al aire libre, desde navegar en kayak bajo la luna llena a jugar al golf. El pescado y marisco fresco que traen los barcos incrementa de forma constante el número de mesas de los restaurantes. A esta isla llena de aventuras se llega fácilmente en ferry o hidroavión desde el centro de Vancouver o también desde Horsudhoe Bat y Tsawwassen, de donde salen ferrys a unas horas determinadas.

En Seattle, simplemente no puedes omitir la Biblioteca Pública Central, una maravilla de la arquitectura moderna de rejillas de vidrio, formas inusuales, y una “espiral de libros” que sube cuatro pisos. Podrás pasear hasta el mercado de Pike para visitar el Starbucks original y jugar a la pesca con un vendedor de pescado. En el corazón de la ciudad se encuentra Chihuly Garden and Glass, que te deslumbrará con sus obras coloridas y delicadas. Deslízate a la cima de la Space Needle para apreciar las vistas panorámicas de las montañas circundantes y Puget Sound.

Fundado en 1910, Parksville es uno de los destinos veraniegos más populares entre las familias de Canadá. A todo el mundo le gusta el parque provincial de Rathtrevor Beach, con sus playas, llanuras de marea y piscinas naturales, su fauna y flora, y sus campings; además, hay otros parques provinciales a media hora en coche. Siguiendo la Autopista 19 de Vancouver Island (Island Highway) encontrarás la cercana Qualicum Beach y el Comox Valley.

Tanto si eres un gran apostador o un visitante mesurado, Las Vegas tiene algo para satisfacer tu gusto de vacaciones. Con una muestra de los mejores chefs y abundantes bufés, prueba tu suerte en uno de los casinos más importantes del mundo o participa de un show espectacular. Un simple paseo por la zona es suficiente para que tu corazón bombee. Una vez que tuviste suficiente alboroto, saluda a la dientuda vida marina del arrecife de tiburones de la Bahía Mandalay, sube al Gran Cañón del Colorado o visita el Museo de neón, donde las señales antiguas adquieren nueva vida.

La ciudad interior de Guadalajara está repleta de cultura e historia. Muchas atracciones se encuentran en el centro histórico de la ciudad y en la vecina ciudad de Zapopan. Museos, parques e iglesias florecen junto con las corridas de toros, los rodeos y el fútbol. Cerca se encuentran las ciudades de Tequila, donde se produce el licor del mismo nombre, así como Tlaquepaque y Tonala, donde abunda la artesanía mejicana. Los mariachis, que se originaron en la zona, constituyen un paisaje y un sonido común en Guadalajara.

La Ciudad de México, que surge de las ruinas de la capital Azteca, Tenochtitlan, ofrece una combinación única de vida contemporánea y preservación histórica. Los museos, restaurantes y parques de primer nivel compiten con los remanentes de varias culturas. Por más que no sea tu estilo de viaje, no puedes dejar de lado la vida nocturna, los centros comerciales y la historia.

La capital de Yucatán tiene tesoros coloniales y mayas por descubrir. Las cercanas ruinas de Uxmal ofrecen algunas pistas sobre la vida de los antecesores de los conquistadores que llegaron en 1542, mientras que la cultura maya todavía está patente en la vida diaria de Mérida y en los numerosos coloridos festivales que se celebran por la ciudad.

¿Quieres sorprender a tu pareja con una escapada romántica? ¿Qué te parece ir a Monterrey? No podrás resistirte a sus vistas sobre la bahía… Teniendo el Pacífico tan cerca no es de extrañar que la gastronomía sea uno de los platos fuertes de la localidad: las marisquerías son una maravilla. Si te animas, puedes explorar la bahía en kayak para ver a los leones marinos, focas y nutrias de cerca.

Tijuana, que recientemente se libró de su reputación de libertina, experimentó un renacimiento total. Aunque los animados bares que sirven tequila siguen existiendo en cantidad, el Centro Cultural Tijuana, el Estadio Caliente y el mercado El Popo también ofrecen una saludable dosis de cultura mexicana.

Guanajuato es el destino perfecto para quien desee perderse entre sus irregulares y pintorescas callejuelas adoquinadas. Lo mejor es ir sin prisas, para no dejar escapar ningún detalle de sus irregulares y coloridos edificios, plazas con opulentas casas coloniales, interesantes museos, tiendas, teatros… Aunque la ciudad es conocida por su festival internacional de arte, que se celebra anualmente, las actividades culturales son prolíficas durante todo el año. Quien desee aventurarse por los alrededores de la ciudad hallará más de 150 haciendas de la época colonial, de las que destaca el Museo Exhacienda San Gabriel de Barrera; sus elaborados jardines son una bellísima mezcla de estilos.

Esta joya colonial de calles adoquinadas y pintorescas iglesias sigue inspirando a los artistas con su color, su personalidad y su luz. El barroco, el neoclásico y el neogótico se mezclan en los edificios de la ciudad, notablemente en la piedra rosada de la iglesia del siglo XVIII que se halla en la plaza principal. Fundada en 1542 por un monje franciscano, la ciudad es una mezcla de influencias hispánicas y mesoamericanas.

San Cristóbal es una ciudad colonial de casas blancas y tejados rojos, calles adoquinadas y aceras estrechas, elegantes soportales y amplias plazas. Parte de su ambiente único se debe no solo a los mercados y las calles adoquinadas, sino a la cómoda mezcla de ambiente urbano y rural. En los alrededores hay muchas aldeas de indígenas mayas, lo que convierte esta zona en una de las más fascinantes de todo México. Por esta razón, muchos visitantes se acercan a San Cristóbal puramente por la belleza del lugar, pero la atracción principal para la mayoría es la oportunidad de ver de cerca la vida de la cultura maya. Rica en cultura e historia indígena, San Cristóbal es el sueño de cualquier antropólogo.