Es casi imposible que el Pacífico Noroeste esté más en calma que en el bello entorno de Bellingham, una ajetreada ciudad a cobijo de la bahía Bellingham Bay. La naturaleza abunda por doquier en todo el entorno de este paraíso costero. Las aguas del Pacífico ofrecen la oportunidad de ver ballenas, de hacer un crucero hasta Friday Harbor o de visitar la ciudad canadiense de Victoria. Al este, la montaña Mt. Baker atrae a esquiadores y aficionados del snowboarding a sus laderas. La ciudad en sí misma es un foco de actividad con su vibrante teatro, museos históricos, restaurantes de alta cocina y bellas artes.

Rodeada de agua casi por los cuatro costados, Port Townsend cuenta con varios lugares donde botar su barco favorito, desde una barca de remo hasta un yate. Las numerosas carreras, regatas y su festival anual de embarcaciones Wooden Boat Festival confirman la relación entre la tierra y el mar. Para los marineros de agua dulce, los numerosos parques que rodean la ciudad, incluyendo el Fort Worden y el Old Fort Townsend State Parks, y, un poco más lejos, el Olympic National Forest están a su disposición. Paraíso de artistas, la ciudad alberga numerosas galerías y un vibrante Paseo del Arte.

La Sunshine Coast de la Columbia Británica parece acaparar el buen tiempo, además de unos paisajes asombrosos y agradables pueblos costeros que descubrir. Las playas son perfectas en verano, pero la belleza natural se encuentra todo el año. Los viajeros hablan entusiasmados de la gran experiencia que es nadar mientras contemplas las montañas, o simplemente relajarse en un romántico B&B mientras la puesta de sol pinta un lienzo de color sobre el agua.

Ottawa es un epicentro compacto, limpio e ingeniosamente planeado de cultura y política. Y es una excelente opción de escapada de fin de semana. Empieza por el centro desde la fascinante Galería Nacional de Canadá, y no te pierdas el Museo Canadiense de la Naturaleza y el Museo Nacional de Aviación. En el canal Rideau se puede navegar en verano y hacer patinaje sobre hielo en invierno. El parque Gatineau atrae a ciclistas y a peatones, mientras que el mercado Byward combina la Otawa moderna con la antigua.

No te saltes la siesta en Acapulco, porque necesitarás horas de sueño: no dejarás de bailar desde la medianoche hasta que salga el sol. Sus numerosos clubs mantienen la marcha nocturna, mientras que la bahía de Acapulco y sus playas ofrecen a gente guapa el sitio perfecto para broncearse durante el día. Extraordinarios restaurantes y excepcionales deportes acuáticos hacen que tu estancia sea inolvidable.

Las Islas Caimán están compuestas por tres islas: Gran Caimán, Caimán Brac y Pequeño Caimán. La más grande, Gran Caimán, tiene una onda cosmopolita, restaurantes gourmet, buceo de primer nivel y la famosa Seven Mile Beach. Caimán Brac es un paraíso para los amantes de la naturaleza, donde pueden hacer buceo en sitios impresionantes y deleitarse mientras pasean junto al acantilado rocoso. La isla más pequeña, Pequeño Caimán, alberga a solo 150 habitantes. Los visitantes disfrutan de la relajante atmósfera y actividad de buceo, especialmente en Bloody Bay Wall, considerada una de las mejores paredes para bucear del mundo.

No tienes que elegir entre visitar una capital cultural o una playa caribeña a pleno sol: San Juan tiene todo eso. La arquitectura de la ciudad va de la época colonial española al art decó del siglo XX, mientras que el nuevo Museo de Arte de Puerto Rico presenta obras latinoamericanas y caribeñas en galerías de vanguardia.

La naturaleza constituye una gran parte de Boise, Idaho. Las Montañas Rocosas cubiertas de nieve sirven como telón de fondo, el río Boise y sus caminos por la orilla serpentean a través de la ciudad y las zonas para esquiar están a tan sólo un pequeño paseo en coche. Los variados museos de Boise incluyen el Museo de historia de Idaho, el Museo de arte de Boise, el Museo Vasco, así como el Centro Cultural y el museo interactivo Discovery de Idaho. Entre las atracciones únicas se incluyen la antigua penitenciaría y el histórico pueblo de los colonizadores. El casco antiguo de Boise ofrece lugares de compras, cena, cultura y vida nocturna.

Al contar con uno de los tramos de playa más extensos de México, no es de extrañar que Mazatlán ofrezca una variedad tan envidiable de experiencias en la playa. Los surfistas hallarán grandes olas, mientras que los bañistas pueden relajarse en solitarios tramos de arena dorada. Si buscas elegancia sin pretensiones en un entorno romántico, este es tu destino vacacional. La zona hotelera está enmarcada por la majestuosa Sierra Madre y ofrece playas doradas, marisco fresco y belleza natural. Por sus prístinas playas y suntuosos hoteles, y por las pintorescas haciendas de la vieja Mazatlán, quien visita esta ciudad disfruta de nadar, el surf, hacer turismo y la animada vida nocturna.

Esta joya colonial de calles adoquinadas y pintorescas iglesias sigue inspirando a los artistas con su color, su personalidad y su luz. El barroco, el neoclásico y el neogótico se mezclan en los edificios de la ciudad, notablemente en la piedra rosada de la iglesia del siglo XVIII que se halla en la plaza principal. Fundada en 1542 por un monje franciscano, la ciudad es una mezcla de influencias hispánicas y mesoamericanas.

En este enclave galo del Caribe se respira un marcado aire francés, atractivamente matizado por la calidez de las Antillas. La cultura y la gastronomía locales combinan ambas influencias. La isla está dominada por el Monte Pelee, que destruyó la ciudad de St. Pierre en 1902. Las playas de arena negra y las selvas tropicales se encuentran en el norte, mientras que las playas de arena más bellas pertenecen al sur. Algunas de las visitas obligatorias son La Pagerie, lugar de nacimiento de la emperatriz Josefina, esposa de Napoleón, y la Roca del Diamante, una cima de unos 183 metros, que gozó tiempo atrás de la categoría de buque de guerra inglés.