Andamán y Nicobar, en la bahía de Bengala, son un fascinante grupo de islas que forma parte de la India. Ofrecen impresionantes playas, medio desiertas, magníficos arrecifes de coral y vida marina, además de las misteriosas ruinas de la antigua capital de la colonia. Las condiciones de la infraestructura turística eran mejores antes de sufrir el azote del tsunami, aunque las instalaciones de estas espectaculares islas se están recuperando con el esfuerzo de sus habitantes.

Los reyes de la dinastía Wodeyar le dieron prestigio a la capital cultural sureña de Mysore. Los palacios pomposos y la iglesia gótica de Santa Filomena con sus chapiteles de más de 175 pies son un gran espectáculo visual; las instituciones locales mantienen la música y la danza clásicas carnáticas en la atención del público. Un imponente templo del siglo XI se posa en lo alto de 1,000 escalones en las afueras de la ciudad. Vístete de punta en blanco y festeja como una estrella de rock celebrando el patrimonio de Mysore durante el animado festival de Dussehra, que dura 10 días en octubre/noviembre.

Naha es la capital de la prefectura de Okinawa, en Japón. Aunque sufrió grandes destrozos durante la II Guerra Mundial, fue rápidamente reconstruida y llegó a convertirse en la moderna ciudad que es hoy. No obstante, aún se conservan en su centro las ruinas del castillo Shuri-jō. Naha tiene fama por su intensa y a veces escandalosa vida nocturna, sobre todo alrededor del bulevar Kokusai-dōri, lleno de bares, restaurantes, clubs y hoteles. No dejes de echar un vistazo a los mercados cubiertos de estilo asiático y a Tsuboya, el distrito de la cerámica.

En el lado sur de la isla de Jeju, Seogwipo ofrece hoteles lujosos, acantilados escarpados, playas populares y cataratas preciosas. Los acantilados de rocas volcánicas ubicados alrededor de la playa de Jungmun son una maravilla. Asegúrate de visitar la plataforma panorámica para ver espectaculares vistas. Dado que Seogwipo es una ciudad costera, las muchas actividades de esta ciudad se realizan en torno al océano, entre otras, excursiones submarinas y de buceo. Muchos de los restaurantes se especializan en mariscos frescos locales. Además, hay mucho para ver y hacer tierra adentro, incluidos templos, museos de arte, parques de diversiones y jardines botánicos.

Gracias a la incorporación de un aeropuerto internacional en 2001, Marsa Alam se está convirtiendo de forma rápida en un valioso destino turístico, especialmente para los buceadores. El agua rebosa de vida marina y sitios prístinos para el buceo. Los mineros de agua dulce no se pierden las Minas de Esmeralda y el Templo de Seti I en Khanais.