Desde ajetreados paseos llenos de restaurantes y hoteles hasta las dunas de arena casi silenciosas del Parque Nacional de s’Albufera, Playa de Muro ofrece algo para cada uno. Llamada así por Muro, su homóloga tierra adentro, esta extensión costera es hoy un resort por derecho propio, aunque mantiene un ambiente relajado.

Mallorca tiene muchos pueblos con playa, pero si quieres que tus vacaciones al sol estén acompañadas de un poco de historia, debes considerar ir a Calviá. Encontrarás casas e iglesias del siglo XVII (y anteriores), e incluso los restos de una aldea romana.

Orgullosa de su pasado vikingo, pero con los ojos puestos en el futuro, Reikiavik, la capital más septentrional de Europa, ofrece al visitante aventura, naturaleza en estado puro, música y arte de prestigio internacional y una vida nocturna famosa por su desenfreno. Si quieres desconectar, sumérgete en una de sus siete piscinas termales o visita alguno de sus establos locales para dar un paseo en caballo. Reikiavik está instalada en el siglo XXI y su oferta de ocio incluye acogedores cafés, restaurantes de talla mundial y museos y galerías de arte.

Bañada por las olas plateadas del Mar de Arabia, Alappuzha, a la que se apoda “la Venecia del Este”, te da la bienvenida. La vida gira en torno al ramal de canales que surca esta ciudad. Durante los carnavales, enormes barcos en forma de serpiente tienen un significado especial para sus lugareños. Puedes alquilar unos barcos-casas, apodadas “kettuvallam”, en los que te servirán la comida y podrás hacer un recorrido por el canal. Alappuzha es excepcional, de hecho es la única zona en kerala sin bosques.