Villavicencio es un centro ganadero, una zona en la que abundan los vaqueros. Puedes pasar una o dos noches en un rancho antes de recorrer el placentero paseo hasta las populares llanuras verdes de Los Llanos. Si te apetece quedarte más tiempo, Villavicencio ofrece montones de actividades al aire libre y ecoturismo. No te pierdas Caño Cristales, un precioso río de colores repleto de plantas y minerales que le aportan vitalidad y le dan el tan acertado sobrenombre de “El arcoiris líquido”.

San Cristóbal es una ciudad colonial de casas blancas y tejados rojos, calles adoquinadas y aceras estrechas, elegantes soportales y amplias plazas. Parte de su ambiente único se debe no solo a los mercados y las calles adoquinadas, sino a la cómoda mezcla de ambiente urbano y rural. En los alrededores hay muchas aldeas de indígenas mayas, lo que convierte esta zona en una de las más fascinantes de todo México. Por esta razón, muchos visitantes se acercan a San Cristóbal puramente por la belleza del lugar, pero la atracción principal para la mayoría es la oportunidad de ver de cerca la vida de la cultura maya. Rica en cultura e historia indígena, San Cristóbal es el sueño de cualquier antropólogo.

Esta joya colonial de calles adoquinadas y pintorescas iglesias sigue inspirando a los artistas con su color, su personalidad y su luz. El barroco, el neoclásico y el neogótico se mezclan en los edificios de la ciudad, notablemente en la piedra rosada de la iglesia del siglo XVIII que se halla en la plaza principal. Fundada en 1542 por un monje franciscano, la ciudad es una mezcla de influencias hispánicas y mesoamericanas.