Bañada por el sol y creada para la diversión, la Costa Dorada de Australia abraza la costa del sudeste de Queensland con playas, resplandecientes edificios altos y épicos sitios para hacer surf. Aunque es en esencia hedonista, también hay muchas oportunidades para la aventura y atracciones para toda la familia, más allá de su ambiente fiestero más conocido.

Surfers Paradise tiene bien merecido su nombre por lo que es: el lugar perfecto para aquellos que rinden homenaje a los dioses marinos, intentando convertirse en uno de ellos en medio de las olas. La playa es una extensión de fina arena dorada que ofrece el ambiente perfecto para pasar un día surfeando, jugando con un Frisbee o tomando sol. Recarga tus pilas en uno de los 150 restaurantes y cafeterías de Surfers Paradise o acudí a un spa de la zona norte para relajar tus músculos después del esfuerzo o suavizar tu piel bronceada por el sol.

Brisbane, la tercera ciudad más grande de Australia, es el epicentro de la cultura de Queensland y brinda la oportunidad de conocer su pasado y vislumbrar su futuro. Visita el histórico molino de viento y el Old Commissariat Store, construido por convictos en 1828, y vuelve al presente (y más allá) con una incursión en la nueva Galería de Arte Moderno. Piérdete entre la población local en la cima del Monte Coot-tha, navega en un City Cat por el río Brisbane hasta la playa de arena en la orilla sur y no te olvides de visitar el Lone Pine Koala Sanctuary, donde puedes enternecerte con los koalas y canguros. 

Las playas de Byron Bay están salpicadas de faros y rodeadas de delfines “nariz de botella”, rayas, ballenas y tortugas de mar. Esta antigua estación ballenera de Nueva Gales del Sur convertida en ciudad turística todavía está muy influenciada por su pasado bohemio, donde florecía la cultura hippie. En los parques se puede escuchar con frecuencia el sonido de los bongos y didgeridoos, y abundan los restaurantes vegetarianos. Déjate sorprender por la vibra natural y pasea por las playas y los bares para gozar de un día tranquilo y feliz.

Cata las cosechas deliciosas de la región de Marlborough en Blenheim, una ciudad agrícola situada en el corazón de esta renombrada comarca vinícola de Nueva Zelanda. Hay más de 20 bodegas a un paso de Blenheim, que cuenta con un rosario de cafeterías y restaurantes donde sirven platos caseros y sabrosos. Una de las ciudades más soleadas de Nueva Zelanda, es el destino perfecto para los sibaritas y amantes del buen vino que disfrutan tomando el sol mientras paladean el fruto del trabajo en el viñedo.

Wellington presenta un centro compacto que se recorre fácilmente a pie y un gran abanico de estilos arquitectónicos, desde casas quinta de madera del siglo XIX hasta obras maestras del art decó. Descubrí las raíces maoríes de la ciudad en el Museo de la Ciudad y el Mar de Wellington y el Museo de Nueva Zelanda. Toma un café y simplemente mira la gente pasar en la animada Courtney Place o explora la ciudad desde la preciosa Mount Victoria. Cuando cae el sol en Windy Wellington, haz un tour nocturno por la reserva natural Karori Wildlife Sanctuary para conocer algunos de sus coloridos habitantes.

Situada en las orillas del gran río Swan, entre el océano Índico y las arenas del desierto Nullarbor, Perth es una de las ciudades más aisladas del mundo que, sin embargo, tiene un ambiente playero y una vida nocturna sumamente animados. La zona más familiar es Cottesloe, llena de nadadores, surfistas y buceadores. Dirígete al norte hasta Scarborough si quieres ir a discotecas junto a la playa. O acércate en ferry a la isla Rottnest para acariciar a los bonitos marsupiales y no te pierdas las vistas desde King’s Park y los Jardines Botánicos.

El mayor sistema de arrecifes de coral del mundo, la Gran Barrera de Arrecifes, se extiende a lo largo de unos 2.400 kilómetros en el Océano Pacífico a partir de la punta de Queensland. Designado como parque marino por el gobierno de Australia y proclamado Patrimonio Mundial por la UNESCO, en los arrecifes habita una extraordinaria variedad de especies y se concentra una gran cantidad de hábitats. Como es lógico, el esnórquel, el submarinismo y la pesca son muy populares en todo el arrecife pero sobre todo en las islas Whitsunday, donde la arena de sílice y las aguas azules del mar del Coral crean una atmósfera ideal para el descanso.

Considerada como la puerta al Parque Nacional de Fiordland, la pintoresca y tranquila localidad de Te Anau se encuentra al lado del lago con el mismo nombre. Es el lugar perfecto para practicar deportes acuáticos como moto acuática, lancha motora o la pesca. Haz una ruta de un día o varios de senderismo, luego vuelve a la ciudad y revitaliza tu cuerpo con un masaje o baño en el spa y una deliciosa cena. Los amantes de la naturaleza estarán encantados con las cuevas de luciérnagas de Te Anau, la Reserva Natural y el Parque de Ivon Wilson, donde se puede apreciar aves Takahe volando en libertad.

En el idioma maorí, Kaikoura significa "comida de cangrejo de río", en alusión a los ricos orígenes marisqueros de esta ciudad neozelandesa. Aún se pueden presenciar vestigios de aquella época en Fyffe House, el edificio más antiguo que perdura, y en el Museo de Kaikoura. Hoy en día, South Island es el campamento base ideal desde el que observar la abundante flora y fauna marina (cachalotes, delfines oscuros, orcas y lobos marinos), así como degustar las capturas frescas de la zona. Hay numerosas galerías en las que se exponen los tejidos, cerámicas y joyas de los artesanos de la zona.