Carlsbad es conocida por su carácter pintoresco y sus aguas termales, descubiertas a finales del siglo XIX. Es un lugar ideal para relajarse y desconectar en sus balnearios, pero lo cierto es que se pueden hacer muchísimas más cosas. La fuente original de aguas termales puede visitarte; te recomendamos que no pierdas detalle de la localidad, ¡te sorprenderá!

En Ensenada, a tan sólo 128 kilómetros al sur de San Diego, pueden conocerse la comida, la cultura y la vida nocturna mexicanas. Los californianos acuden a esta bella ciudad marítima, una de las más grandes de la península Baja, en busca de descanso y de actividades de ocio al aire libre. Surf, kayak, equitación y bicicleta de montaña; hasta los deportistas más exigentes quedarán impresionados. La vida nocturna en Ensenada es otro de sus grandes atractivos. Papas and Beer y Hussong's Cantina ofrecen un continuo ambiente de fiesta y mucho tequila, mientras que las bodegas de los alrededores permiten catar vinos de una manera más tradicional y en un lugar más tranquilo. Los amantes de la naturaleza disfrutarán con el avistamiento de ballenas grises y con la cueva subacuática, que salpica arbitrariamente a quienes se acercan a ella. Sean cuales sean sus gustos, el encanto de Ensenada no le decepcionará.

Ubicada aproximadamente una hora al norte de San Diego, Temecula cuenta con más de 30 bodegas, que ofrecen salas de cata y visitas privadas. Los festivales de estación y la agitada vida nocturna mantienen viva la diversión en cualquier momento del año y a cualquier hora del día. Los amantes de los juegos de azar no se querrán perder el Resort y Casino Pechanga. Si lo que te gusta es comprar, visita algunas de las exquisitas boutiques de la zona o compra los aceites de oliva locales en la Temecula Olive Oil Company. 

Conocida durante mucho tiempo como el paraíso de los golfistas, Hilton Head Island es realmente un paraíso para todo tipo de entusiasta del deporte. Tenis, vóley, polo, golf profesional en uno de los mejores fairway en los Estados Unidos, son algunas de las opciones deportivas. De hecho, la isla es anfitriona de muchos eventos deportivos prestigiosos durante todo el año. Todo rodeado por playas soleadas y exuberante vegetación. Entre juegos o partidos, explora las maravillas naturales de Hilton Head La reserva Sea Pines Forest Preserve ofrece una mirada de cerca a un pantano sin tener que embarrarse. Paseos peatonales elevados proporcionan un camino protegido para los peatones. Y no te pierdas el pintoresco faro Harbourtown, ícono de la isla. Elegí de entre una variedad de resorts y hoteles de primera clase para disfrutar de todo.

Apenas pisas Jamaica, entras en la onda de la isla. Ocho Ríos, parada obligada de muchos cruceros, también ostenta algunos de los resorts y spas más lujosos en el Caribe. Y una vez que se te fue el estrés tomando el sol de la isla, puedes ir en busca de una noche de baile y música reggae.

Para algunos, la visita al Queen Mary, atracado aquí desde su jubilación en 1967, evoca olas de nostalgia por los días de esplendor del enorme trasatlántico, con sus opulentos camarotes, su decoración art deco de los años 30 y sus cubiertas de madera de teca. Otros, sobre todo los más jóvenes, disfrutan con las escalofriantes historias sobre barcos embrujados que se cuentan durante la nocturna visita guiada fantasma. Sin embargo, una visita al museo y hotel flotante resulta obligatoria para todo aquel que vaya a Long Beach. Long Beach, que en su momento fue un lugar poco atractivo para visitar, se ha convertido hoy en día en un selecto destino turístico, con muchas atracciones a orillas del mar, como un nuevo y moderno acuario con una estupenda exposición de tiburones, dos museos de arte magníficos, preciosas tiendas, campos de golf públicos, el Gran Premio de automóviles que se celebra cada año en abril y muchas actividades recreativas a lo largo de sus doce kilómetros de playa. Lleve a sus hijos al complejo de entretenimiento frente al mar, que cuenta con atracciones y actuaciones en vivo, o a las demostraciones de agricultores en el Rancho Los Alamitos. ¿Es usted un romántico? Si es así, navegue en crucero por los canales de Nápoles (en efecto, la Isla de Nápoles, en Long Beach) en una auténtica góndola veneciana. Una cosa es segura: en esta tranquila y agradable ciudad conseguirá liberar tensiones y estrés.

Guanajuato es el destino perfecto para quien desee perderse entre sus irregulares y pintorescas callejuelas adoquinadas. Lo mejor es ir sin prisas, para no dejar escapar ningún detalle de sus irregulares y coloridos edificios, plazas con opulentas casas coloniales, interesantes museos, tiendas, teatros… Aunque la ciudad es conocida por su festival internacional de arte, que se celebra anualmente, las actividades culturales son prolíficas durante todo el año. Quien desee aventurarse por los alrededores de la ciudad hallará más de 150 haciendas de la época colonial, de las que destaca el Museo Exhacienda San Gabriel de Barrera; sus elaborados jardines son una bellísima mezcla de estilos.

La Costa Atlántica de Nueva Jersey, con sus playas y paseos marítimos entarimados, se extiende desde Sandy Hook en el norte hasta Cape May en el sur. La brisa del océano refresca sus más de 20 km de playa. Puede conducir de ciudad a ciudad o tomar un autobús de la compañía NJ Transit o un microbús a Atlantic City. Atlantic City incluye en su oferta locales nocturnos y casinos. El paseo entarimado de Wildwood es muy popular. Asbury Park ha recuperado su fama, especialmente entre gays y lesbianas. Los restaurantes y las fondas victorianas de Cape May seducen a los turistas para visitar la ciudad histórica.

Desde sus mansiones ornamentadas hasta sus vistas del océano, esta encantadora ciudad, la más grande de Maine, le encandilará. Pasee por las aceras de ladrillo y las calles de adoquines del revitalizado Old Port District, donde podrá curiosear librerías, explorar tiendas de artesanía y comer todo lo que quiera. Visite Portland Head Light, de 1791, el faro más antiguo de Estados Unidos que sigue en servicio. El gran poeta Henry Wadsworth Longfellow es hijo nativo de la ciudad y su casa de la infancia, la Wadsworth-Longfellow House, puede visitarse. Si tiene niños, disfrute del Museo Infantil interactivo de Maine. Y, al salir, visite el Museo de Arte de Portland, un pequeño museo ecléctico con obras impresionistas, paisajes de Maine de Homer y Wyeth y otras colecciones. Maine también es una opción para los amantes del mar, así que, si está cansado de la vida callejera, tome uno de los populares cruceros pintorescos o de avistamiento de ballenas o vaya en ferry a las islas de la Bahía de Casco. Al final del día, ya sin los niños, relájese y descanse en cualquiera de los pubs destilería de la ciudad.