Ningún otro barrio de Berlín ha experimentado cambios
mayores que Prenzlauer Berg. Los artistas e
inconformistas que definieron la curiosa subcultura de
los años 80 y 90 se han visto reemplazados por jóvenes
a la última que frecuentan los muchos cafés de la
zona. Lo que fueran una vez casas destartaladas a la
sombra del Muro, son hoy tiendas de diseño. Se han
renovado y modernizado bellas casas antiguas y, los
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domingos, miles de personas convierten el parque
contiguo a los restos del Muro en un concurrido lugar
de encuentro de artistas callejeros, músicos y puestos
de mercadillo alrededor del que gravitan las jóvenes
familias urbanas que disfrutan del equilibrio de la
vida de la gran urbe y la comodidad de una población
pequeña. Mientras tanto, las tiendas de lujo, los
cafés y los sofisticados bares y restaurantes del
barrio atraen a visitantes jóvenes, ricos y a la
última de todo el mundo. Los méritos de esta
transformación son un tema de debate favorito en toda
la ciudad. Lo cierto es que estos cambios han
convertido la zona en uno de los mejores lugares de
Berlín para disfrutar del pasatiempo de observar a la
gente.
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