Contraté el vuelo con KLM de Sevilla a Singapur, pero los vuelos de ida fueron ambos con Air France y 2 de los tres de regreso también. A pesar de que soy una viajera frecuente y que ya he hecho varios vuelos de larga distancia (el último a Estados Unidos con British Airways), en la vida lo he pasado peor que en el trayecto de Paris a Singapur con Aire France en clase turista. En un vuelo que dura básicamente de 12 a 13 horas, meten a las personas como animales. En el estrecho espacio apenas te podías mover. Yo soy rellenita y se me clavaban los apoyabrazos en las caderas, pero incluso mi hija de 16 años que es una talla S apenas se podía mover, en especial cuando las personas delante tuya echaban el respaldo hacia atrás y quedaba una cuarta entre tú y el asiento delantero. Lo malo es que eso ni siquiera fue lo peor, sino lo fino que era el acolchado de los respaldos. Cualquiera diría que para un vuelo de tantísimas horas, intentarían que los viajeros fueran mínimamente cómodos, pero no. He tenido sillones en vuelos low cost de corto recorrido, que eran muchísimo más cómodos y jamás me ha dolido el trasero y la espalda después de una sola hora de vuelo. Fueron doce horas de tortura y prácticamente tuve ganas de llorar de solo pensar en que me faltaba volver a pasar por ello a mi regreso. Por desgracia, la vuelta fue la misma tortura. Lo más gracioso fue que el horario de los vuelos nos pareció muy bueno (básicamente viajabas de noche), pero si somos sinceros, creo que lo tenían estudiado. A la hora de despegar apagaban las luces, con lo cuál la gente no podía moverse de los asientos, por más que ya no aguantaran en sus asientos. ¿Fue eso lo único malo? Ni de casualidad. En el vuelo de ida apenas llegamos a coger el avión porque teníamos poco más de una hora para cambiar de terminales y pasar por una aduana en la que podía haber muy bien una cola de doscientas personas. Para la vuelta fue incluso peor, tuvimos tres cuartos de hora para correr sudando de una punta del aeropuerto a la otra, pasando por la aduana (de nuevo con una cola gigantesca), gente llorando porque pensaban que iban a perder su vuelo y sin tiempo siquiera de poder pasarte por un aseo después de un vuelo de casi trece horas.