En Costa Esmeralda todas las opciones de hoteles están pegadas a la carretera por lo que siempre hay que pedir que te den el cuarto más cercano a la playa y lejos de la carretera, de lo contrario no podrás conciliar el sueño en ninguno.
En el caso de Taboga, se anuncia como un hotel eco boutique, y cumple con los aspectos, siendo que cuenta con dos tipos de habitaciones; las ecológicas, que dan a la playa y que son familiares. En algunas de ellas hay tapancos con más camas; y las habitaciones normales. Hay que hacer énfasis en que las ecológicas, que son búngalos de madera con techos de paja que no cuentan con aire acondicionado y en meses de mucho calor (Mayo-agosto) puede ser muy difícil. De hecho las amenidades en general de los dos tipos de cuartos son muy básicas. No encontrarás baños gigantes equipados con secadora, ni planchas, ni tinas de baño, en realidad si hay algo de lo que puede presumir el Taboga es de ser austero. No estoy menospreciando, sino avisando lo que te depara. Yo sufrí bastante debido al ruido, porque sí, a mí me tocó habitación normal, con aire acondicionado, el cual ni estaba del todo bien, pero al lado de la carretera y además el ventilador sonaba demasiado.
Dentro de las bondades del hotel tenemos una cocina excelente, con platillos bastos y deliciosos. Los meseros, que hacen a la vez, de bar tenders, entrega toallas y atienden la playa, siempre lo hacen con una sonrisa. Este servicio es caro pero no hay muchas alternativas, mas que los hoteles cercanos pero no tienen una cocina tan buena como esta.
Lo fabuloso de Costa Esmeralda, es el mar, casi virgen, donde la playa sigue teniendo animales oriundos y al natural, está llena de cangrejos y aves. Si te toca suerte, veras tortugas desovar. El mar es como un chapoteadero pues no es profundo, perfecto para niños pequeños pues tiene un oleaje mínimo y en tiempos calmos puedes ver el color que da el nombre de "Esmeralda" a esta playa.
En el pueblo de Costa Esmeralda no hay nada qué hacer, de hecho ni hay Zócalo o algún lugar para pueblear. De hecho es algo peligroso caminar por la calle y está muy abandonado. Hay más exceso turístico gracias a la nueva carretera que lo conecta con la Ciudad de México pero al mismo tiempo, es un acceso fácil a Tamaulipas, lo que permite el tráfico de drogas, cosa por lo que está tan solo.
Para no aburrirse el hotel da clases de paddle surf, además tiene en recepción algunos inflables para alberca y los presta.
Tienen en oferta tours como visitas a manglares y si viajas en auto propio te recomiendo tomar un día para visitar las ruinas de Tajín que están en Papanta, a una hora y media de Costa Esmeralda.
Este hotel es una buena opción para quien no quiera gastar mucho en un viaje, para quien va con niños y para aquellos amantes de la naturaleza a los que no les interesa el aire acondicionado ni las amenidades o lujos.
Pero si buscas algo más lujoso y estás dispuesto a pagar más te recomiendo el hotel Suspiro.
Sin muy pocos los hoteles que valen la pena en Costa Esmeralda, el Taboga es uno de ellos.