El hotel presenta una infraestructura maravillosa, que tan solo al entrar al edificio, traspasando con la mirada el lobby donde habitan un sinfín de sillones que abren el apetito para sentarse y disfrutar de la brisa, se puede llegar a ver también una de las dos piscina rodeadas de camas libanesas, donde el servicio de camareros presta una atención impecable acompañado de buena música y del sol que asoma hasta muy tarde.
El hotel no solo cuenta con dos piscinas, sino con un gimnasio de lo más completo, tiendas y un restaurante 100% aconsejable del famoso chef Nobu Matsuhisa y Robert De Niro.
Las suites son muy grandes con vistas maravillosas al mar, y la atención de recepción es muy buena, así con la de concierge.
Desde mi punto de vista, el hotel tiene una nota superior al 5 que se nos permite dar aquí, y estoy completamente seguro de que volveremos a este lugar.