Tras unos días navegando por Ibiza, decidimos retirarnos a descansar en este fantástico paraíso en la isla. Desde la llegada se percibe que todo está orientado al bienestar de los huéspedes. El diseño, los espacios, tanto interiores como exteriores, son un regalo para los sentidos. A ello se une la atención y cercanía de todo el personal del hotel.
Los servicios que ofrece, gimnasio, spa, wellnes, restaurante y servicio de piscina hicieron que no quisiéramos salir del hotel, salvo puntuales visitas a los pueblos cercanos.
Perfecto para huir del bullicio de la isla en agosto y relajarse durante unos días.