Estuve de paseo este fin de semana con mi mami y mi hijo en este hermoso hotel Santa Catalina rodeado de naturaleza y magia. Desde la primera atención cuando hice la reserva fue un trato amable y cordial por un joven italiano, Pietro, que habla como mínimo 3 idiomas. Llegamos al hotel y recorrimos las instalaciones llenas de un verdor espectacular, lindos jardínes, una palma real a la entrada y un columpio especial para los amantes de la fotografía, una tienda de artículos de surf y playa. Luego pasamos al Restaurante Pescao... donde nos atendieron muy cordialmente y degustamos unas ricas piñas coladas y almorzamos una deliciosa comida costeña para paladares exquisitos. Pasamos a la cabaña a descansar, muy cómodas las camas, aire acondicionado, agua caliente, refri, wifi,tv con cable, afuerita unas lindas y coloridas hamacas para las conversaciones nocturnas. El desayuno incluído al día siguiente saludable y delicioso, servido a la orilla de la piscina infinity con una vista hermosa hacia el mar. En verdad la experiencia fue especial y única... de seguro vuelvo con mi familia.