Lo mejor de Panamá sin saberlo.
Estuve cuatro noches y cinco días en Santa Catalina Hotel.
Desde el minuto uno fue un cúmulo de expectativas positivas. Vine sin reserva, con ganas de salir de la ciudad.
A la entrada me atendió la Sra. Iliana una de las propietarias del hotel, que con su buen gusto y educación pasamos un rato divertido en el check in, luego muy amablemente me mostró mi habitación y el complejo, un gusto tener una persona de tan alta calidad que estuvo muy involucrada en mi satisfacción de este viaje, fue un verdadero placer contar con su apoyo para las excursiones, la información del pueblo, seguimiento, servicio al cliente, detalle, consejos... Todo, incluso se apunto a la clase de yoga (buenisima... Una profesora que consiguio con la musica, la concentracion y el ejercicio llevarme a un lugar de ensueño. Nota: la clase se hace en un tatami con vistas al mar y si tienes la suerte de que llueve se convierte en una experiencia muy relajante, seguro pocos lugares del mundo ofrecen esto).
Tuve la suerte y oportunidad de conocer al Sr. Pietro, administrador, aventurero y una gran persona, simpatico, eléctrico, de hecho tuve la magnifica ocasión de que me acompañara en en el tour de pesca (lo aconsejo, el capitan carlito, benito... Unos auténticos expertos del oceano) no duden por preguntaratarle nuestra experiencia, seguro no lo olvida.
En el hotel la gente es calida y amable, simpática y de conversación fácil il, no sera complicado que tengas un momento muy agrabable con todos hablando de cualquier tipo de tema.
La gastronomía, lo que se espera, restaurante de calidad en pescados y mariscos en su restaurante "pescao", buena vista al mar, sitio acogedor y luz calida, detalles en decoracion y sitio confortable, vista oceano, con piscina infinita. El chef Elias Espinosa, me preparó dos langostas fabulosas en dos días diferentes, tiene madera de chef de estrella, el aliño, la sazón y el gusto por presentar un buen plato a un precio competitivo lo hace para mi un chef muy adecuado al nivel.
Los cockteles ricos, buen precio y servidos por parte de la administradora del restaurante Sra. Maykel, correcta, servicio atento y rapido, se notaba la sonrisa con la mascarilla, normas covid se apreciaban desde la entrada. Mencion Sr. Benito, que ademas se preocupó por conseguir las langostas, ricas, vivas, que mas decir, un persona seria pero con muy buen corazón. Con cariño y detalle atienden, no usan popotes, eso me gustó, cero plastico, limpieza, se preocupan por que te sientas bien, buen resultado, sin pasarse en el precio, gente cool.
Habitacion: estuve en la suite, amplia, limpia, estilo "casita", con tu entrada con hamaca, mesa, sillas de madera, suelo de ladrillo, acogedor. Muy comodo, cama king con todos los accesorios, baño de pizarra, se ve claramente si esta limpio, algunos problemas con tv por lluvias pero hay que entender que es una población con recursos limitados y poco desarrollo turístico, eso lo hace más especial, la señal puede tambalear, aún así no vienes aquí a ver la tv por lo que no me molestó en absoluto.
Seguridad: Sr. Javier, respetuso, serio, nivel, con un gran trasfondo de musico. No cerre la puerta de mi habitación ni un solo día, no me falto ni un solo dolar, nunca temí por nada. El Sr. Javier anda pendiente en todo momento sin molestar. Profesional.
Mi persona sorpesa y maravillosa de este hotel es Linette, casualidades de la vida, sonrisa y risa, que divertido es viajar.
En resumen recomiendo extensamente visitar el Hotel Santa Catalina y lo que ofrece esta localidad, los tours fueron expectaculares, vi en isla Coiba tiburones de arrecife, delfines, barracudas, peces globo, tortugas incluso una albina, pargos, atunes, corales, caracoles como dos palmos.. Un auténtico espectáculo. Incluso comentaron que dos días atrás vieron orcas. Hice tour de pesca, visite playas, ejercicio, fauna.. fuera del hotel el pueblo necesita un poco de cariño, los aldeanos agradables pero poco conversadores, la playa le vendría bien una limpieza. Nota: llegue el primero despues de covid, imagino lo mejoraran ahora.
Fuera probe el restaurante "Donde Vianka" Humilde, 4 platos, pero un ambiente autentico de este lugar, su dueña una autentica luchadora y surfera, plato bien servido, conversacion de calidad, risas y buen tiempo, sabor sin lujos, es una joyita de restaurante. Secreto.. preguntele a Juanpi como es su restaurante, se echará a reir y pasarán un buen rato. Lo recomiendo también es un sitio con el alma del lugar. Un paraiso a 5 horas de la capital. Gracias por estos días