El Restaurant está ubicado a tan sólo unos pasos del parque central, caminado por la calle. El lugar se observa aparentemente limpio. El personal atento en cuanto llegas, lamentablemente no tienen la menor idea de cómo recibir y atender a un comensal. El menú es una hoja enmicada, con mala selección de colores pues no se logra ver tan fácilmente lo que ofrece. El personal se olvida por completo de los clientes y ni siquiera ofrecen bebidas y cuando por fin estas dispuesto a ordenar, te toman todo el pedido de comidas y bebidas y sin comanda. A pesar de que éramos muchos, les dijimos que íbamos a ordeñar y solo decía el mesero: “si, dígame”; "oiga, todos vamos a hacer el pedido", “sí, dígame, no se me olvida nada". Qué mala actitud y trato, es una majadería responder de esa forma y jugar a la suerte a ver si no se me olvida algo. Pero bueno, el baño está limpio y es solo uno, para ambos géneros y no hay más. Alimentos: para empezar, faltaba una hora para cerrar, por lo que el mesero dijo: “lo que vayan a pedir, háganlo ahora porque se cierra la cocina y no les podré traer nada más” “esa gente está trabajando desde las 11 de la mañana y ya son las 10 de la noche”. Pero también sucedió lo mismo con las bebidas, cerraban todo a las 10:30 porque a las 11 pm no debía haber nadie en el Restaurant. En cuanto al tiempo, no tardaron nada en subir todo en una avalancha de comidas, prácticamente todo al mismo tiempo, sin cuidar ningún tiempo. Presentación decente, sabor sin relevancia y costo adecuado para lo que venden. Se supone que es un Restaurant de verdadera comida italiana, pues ellos tienen de italianos lo que yo tengo de astrofísico. Nada qué ver con la comida italiana, es comida “x”. Las pizzas estaban un poco quemadas de las orillas. El queso sumamente derretido que se caía de las pizzas y la de camarones, con un solo camarón por rebanada y las demás pizzas eran una cosa bastante desabrida y nada apetecible. Los rabioles a la bolognesa eran simplemente masa con carne. Las bebidas bastante desabridas y sin relevancia. Y al final, no te ofrecen postre o algo más. Durante el servicio, el mesero se te atraviesa por todos lados, no tiene la menor idea de por donde se tiene qué servir. Y al final, después de que te trajeron corriendo, te dicen: “todo bien???” Y te los quedas mirando como diciéndole: “no manches, para qué me preguntas???” Y por supuesto te preguntan: “le incluimos el servicio???” Y nada más porque uno sabe que están trabajando para salir adelante uno dice: pues aunque sea el 10%, porque ni loco que alcanzan a más. Ojalá y sus propietarios comprendan que poner un restaurante no es solo abrir un negocio, es plasmar valores, cultura, historia, esfuerzo, innovación, talento y dedicación por un arte y el servicio de restaurant no es solo poner a un cristiano a repetir muchas veces "sí dígame", hay que capacitarlos y entrenarlos para que lo hagan bien y no solo traten bien al turismo extranjero, tanto al nacional, que también nos gusta gastar, solo que en donde sí valga la pena. En fin, una experiencia nada agradable.