Este hotel (no me atrevo a llamarlo Hacienda) ya vio pasar sus mejores tiempos. Quiero imaginarme que tuvo su esplendor hace ya décadas.
El sitio donde se encuentra es maravilloso con vistas a la Sierra Madre y justo a unos pasos de la cascada del mismo nombre.
Sin embargo, es una lástima ver la situación en la que se encuentran en este momento las habitaciones: tapetes viejos y húmedos, camas, baños también muy viejos, aires acondicionados que no tardan en tronar, etc. Y lo peor es que no se ve que haya la intención de invertirle en una buena remodelación. Del wifi mejor ni hablamos, no existe.
Fuera de las habitaciones, las instalaciones se ven decentes en el área de albercas (cuentan con 2), los jardines son bonitos y lo que en mi opinión se salva un poco es el restaurante, donde comimos decentemente bien y con una buena vista.
Ya había leído las reseñas de este hotel antes de hospedarnos, pero desgraciadamente, como queríamos estar en esta zona todo el fin de semana, no existen muchas opciones de hospedaje.
Lo que es un hecho es que no regresaremos a este hotel.