Mientras pensaba dónde ir a pasear un fin de semana largo para celebrar un aniversario más de bodas, me encontré casualmente en Tripadvisor este hotel que me llamó poderosamente la atención. Queda muy cerca del Valle Central, a tan sólo 45 minutos de San Ramón, en una zona que se sale de la habitual ruta turística. Se localiza en una de las estribaciones de la cadena montañosa con dominio pleno del Golfo de Nicoya, desde la boca del Tárcoles hasta Puntarenas, con Esparza a sus pies. Se llega fácil por una carretera pavimentada hasta el pueblito de Piedades Sur, a partir de donde el camino es de lastre en buenas condiciones y los ascensos/descensos complicados son pavimentados en perfectas condiciones. Mi carro es un automóvil bajo que no tuvo problemas para llegar, eso sí, en algunas partes hay que pasar despacio.
El hotel en sí es una delicia, un escape del mundanal ruido. Es pequeño, consiste de algunas cabinas y apartamentos de diferentes características. En la exquisita decoración predominan los elementos indios y jardines japoneses (que no se escandalicen los muy religiosos, esto no tiene que ver con religión). El hotel tiene pocos meses de operar abierto al público, anteriormente era totalmente dedicado al yoga y meditación. Hoy día continúa con esa orientación pero igualmente lo puede visitar cualquier persona. Eso sí, porque se promueve esa tranquilidad y balance de energías que proporciona el yoga (creo yo), no conviene llevar niños pequeños. Es decir, es un hotel para adultos.
Todo el personal es muy profesional y se esmera que la estemos pasando bien. Como es un hotel pequeño, pronto nos conocemos por nuestros nombres. Desde la recepción que nos dieron Nohelia y Erick, la ayuda con una herramienta de Marbel de mantenimiento, Gustavo el mesero, Hellen la masajista, Leandro el guía en la caminata naturalista en los senderos, Silvia la promotora, todos son muy especiales. Mención especial se merece la comida a cargo de Emanuel, un joven Chef que se ve que le aporta a cada una de sus creaciones todo el amor y dedicación para que sus clientes disfruten de una experiencia gastronómica fuera de lo ordinario. Recomendación: reserven una cena en el Cuarto del Té.
El clima es caliente en las mañanas, las noches son frescas, no frías, puede llover, puede hacer mucho viento en ciertas épocas. Es muy agradable.
Yo invito a mis coterráneos a que lo visiten, toda vez que estos lugares son mayormente frecuentados por los extranjeros. Es un poquito caro para los ticos, pero bien vale la pena la experiencia.