La ubicación del hotel es práctica porque está a pasos de una estación del metro/overground y circulan varias líneas de ómnibus por la puerta. Sin embargo, por la zona no hay demasiada oferta de bares y restaurantes, por lo cual a la hora de la cena terminaba cenando en el del hotel (casi en penumbras) o pedía room service.
Mi habitación era enorme, en una esquina del edificio, con buenas vistas de la calle. Era muy cómoda y contaba con caja de seguridad, cafetera y tetera, y agua mineral, infusiones y galletitas de cortesía. No obstante, no siempre se reponían los faltantes, sobre todo en el caso del agua. En la habitación había un frigobar pero estaba vacío.
El baño disponía de bañera y de ducha separadas, y era muy amplio. También aquí se adolecía de falta de reposición de productos, como la crema de enjuague. Para ser un hotel 4 estrellas, hubiera sido adecuado que ofrecieran bata de baño y pantuflas en la habitación.
El desayuno era completísimo y de muy buena calidad. Incluía variedad de frutas, cereales, productos de panadería, fiambres, jugos, yogures, huevos revueltos, etc. Sin dudas es uno de los aspectos más destacables del hotel, junto a la amplitud y limpieza de la habitación.
Mi reserva incluía una entrada gratuita al Real Jardín Botánico de Kew, ubicado relativamente cerca del hotel, que amerita una visita.
En líneas generales, la atención del personal fue correcta, esmerada sobre todo en el caso del personal del comedor, del room service y de limpieza. El personal de recepción que me atendió durante el check in y el check out fue eficiente y amable. Otros empleados del sector, en cambio, no tenían conocimiento ni disposición para dar orientaciones para moverse en la ciudad.