Celebré mi boda en este sitio, y no volvería ni a comer. La cantidad de ''malos entendidos'' lograron arruinar el día más importante de mi vida. La noche de antes me dijeron que lo que más me gustaba del patio (iluminación de verbena) y única decoración supuestamente incluida, NO ESTABA INCLUIDA, por lo que tuve una luz deficiente, todas las fotos de los invitados oscuras y la comida no se veía especialmente. A la llegada la desorganización nos hizo pasearnos por el parking con casi 40° y un sol de justicia, aún encima el camarero se puso chulo y a discutir con nosotros. En el vino de bienvenida, la tortilla de patatas la tenían congelada, si alguna vez has tenido la grandiosa idea de congelar una tortilla, sabrás de lo que hablo, incomible! Los ibéricos, de dudosa procedencia Ibérica. La prometida monitora para niños (20 niños) era la propia camarera que no daba a basto ni para atenderlos. Algunos niños quedaron con hambre y no les dio tiempo a comer ya que retiraban todo rápido dado el volumen de trabajo, sólo 1 persona para atenderles en TODO. La camarera en la barra libre se la pegó con mala cara toda la noche, parecía que estaba de entierro y sin parar de whatsear con el móvil. A la mañana siguiente el desayuno, otro ''mal entendido'' NO ESTABA INCLUIDO, pese a preguntar yo directamente y decirme que si lo estaba. Y para remate, los que nos quedamos a comer el domingo, un desastre a niveles pesadilla en la cocina, platos devueltos por estar en mal estado, unos habiamos terminado y otros no tenían aún su plato, tardaron tanto en ponerme el segundo que tuve que llevarmelo en un tupper prq ya habiamos pagado. En fín, si queréis celebrar algo allí dejarlo todo bien atado para evitar sorpresas desagradables.