Luego de visitar la vecina Tintern Abbey almorzamos en Abbey Mill. El servicio fue rápido y la comida (pie de carne), deliciosa. En los alrededores hay algunas tiendas artesanales y el entorno natural es muy bonito. Lo mejor, de todas formas, fue poder jugar a la pelota con los perros pastores que tomaban sol luego del almuerzo. Divinos!
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