Una hotelito acogedor, súper bien ubicado y con un servicio impecable. Nos encantaron los jardines, la limpieza, la amabilidad del personal. La alberca, aunque pequeña, muy linda y apropiada para refrescarse. Nos alojamos en una suite con cocinera y dos camas dobles, y Ulises, quien nos recibió a nuestra llegada, nos llamó por nuestros nombres y nos había ya prendido el aire acondicionado y dejado una bolsa de hielos, así como tarros fríos en el congelador, súper servicio!
Los jardines hermosos, una terraza para ver la puesta de sol en el mar con una deliciosa hamaca y varios sillones para descansar. El hotel y las habitaciones con detalles coloridos y súper mexicanos, un estacionamiento muy amplio y cerrado, camas, ropa de cama y toallas, Godinez muy bien!
Lo único que podría argumentar es el desayuno. El ofrecido es el continental, jugo (no natural), fruta fresca, una rebanada de un rico panqué casero y café. Para nosotros pobre, pedimos opciones, pagando extra, claro está, y no las hubo. Sería muy bueno gozar de unos huesitos o unos chilaquiles en platos normales con cubiertos normales, comer en plástico no es agradable.
Por lo demás, excelente. Ulises y todos los que trabajan en el hotel son súper amables, el hotel es tranquilo, se siente seguro, muy familiar, seguro regresaremos pronto!