Ubicado en playa Caletilla es un bien logrado esfuerzo para rescatar un viejo hotel que albergó al Jet Set en alguna época del pasado siglo. Da la sensación de viajar en el tiempo (la ambientación y muebles son fieles a la época original). El servicio muy amable e incansables. Felicitación a Bernardino (recepción) desde su ayuda con las reservaciones. Recuerdo con gratitud y admiración algunos meseros atentos y siempre cordiales en el restaurante (temporada alta y prácticamente sin descanso): Naomi, Emmanuel y Edson. Imposible no aplaudir la dedicación del chef Keisuke Harada. Logra unos sabores exquisitos capaces de sorprender y deleitar paladares exigentes. Ame Echeverría esta atenta al funcionamiento del hotel. Al salir personalmente se acercó a preguntar mi opinión (le anticipe observaciones y sugerencias q espero aprovechen). Lástima q el área del bar está en desuso (inclusive con hotel completamente ocupado). El aire acondicionado en la suite Roqueta (en un extremo del hotel con vistas panorámicas fascinantes) era deficiente. El restaurante es obviamente un éxito pero penosamente es notorio que apenas y a pesar del esfuerzo de dan abasto. Recibe muchos visitantes (casi la totalidad llegan en yates) y además surten pedidos (para llevar); entonces el servicio a los huéspedes se aleja del óptimo (posible). Creo podrían aprovechar su éxito para ampliar cocina y contratar más personal. Parece gallina de los huevos de oro, se entiende que como parte del negocio se busca el máximo lucro... pero es claro que podrían asegurarse de q sus huéspedes se sientan siempre cómodos.