Salimos muy contentos. Pasamos el fin de año, incluyendo la cena del 31 muy a gusto, al are libre entre la alberca y el mar, con un menú, servicio y ambiente excelentes. Fueron 4 días sin necesidad de salir del hotel. Aunque la ubicación del hotel te hace pensarlo, todo estuvo muy tranquilo. Las habitaciones super limpias y muy bien atendidas, con un diseño vintage totalmente original. El restaurante es lo mejor: todo lo que probamos estaba delicioso. Aparte de los huéspedes, llegan al restaurante muchos otros clientes, incluidos algunos que llegan en yates. Su cheff Keisuke Harada con un menú de primera y siempre atento con la cocina, el servicio y los clientes. Los meseros, incansables y de excelencia: particularmente Naomi, Edson y Emmanuel. La recepción muy eficiente y amable tanto al check-in, estancia y check-out. Las vistas del paisaje son muy bonitas. Pet friendly.