Cómo familia de Acapulco de toda la vida, decidimos ir a desayunar al hotel Boca Chica para recordar viejos tiempos y disfrutar de una gran vista ... La sorpresa que nos llevamos fue encontrarnos con personal del hotel SUMAMENTE GROSEROS, que no nos permitieron tomar fotografías hacía el mar, incluso se nos negó el acceso a la parte de la alberca de agua salada.
El mar, la vista, no es propiedad del hotel y tampoco nuestra intención era tomar fotografías a los huéspedes, ya que a mí tampoco me gustaría que invadieran mi privacidad.
Aquí el problema es la actitud tan pedante de los empleados y que al parecer a la administración no les importa hacer pasar malos ratos a sus clientes.
Que tristeza que al querer acudir a lugares típicos de Acapulco te lleves malos ratos y ahora no me quedan ganas de volver y mucho menos recomendar este hotel, que aunque sea muy bonito, arruinan su encanto y no te hacen sentir bienvenido.
NO VAYAN!!!