Los meseros y la atención es excelente, la comida muy regular e incluso mala, sé que es un hotel barato pero si carece mucho en ese aspecto. Se nota que fue un hotel para extranjeros por los acabados de madera y amplias villas, la amplitud de verdad es maravillosa. Lo que arruina mucho la estancia son el tipo de personas que asisten al hotel, por las bocinas piden de forma amable que no se metan a la alberca con mezclilla o ropa, pero ya saben la gentuza en playeras o hasta chanclas dentro. El chapoteadero tiene un claro aviso de 10 personas máximo, obviamente conté 32, y comprendo que se metan los papás con hijos pequeños, pero señores bebiendo y comiendo en la alberca para niños, te dan reglas donde especifican sin comidas y bebidas en la alberca. Apartan lugares mientras se van a comer, alberca insuficiente para el número de huéspedes. Áreas sucias y las albercas muy sucias. Repito tiene mucho que ver el tipo de personas que acuden. Y es lamentable porque el personal es muy amable y atento. Me encantó la regla de no bocinas en la alberca, pero ya saben el clásico tipín con su celular a todo volumen. La ubicación es malísima.