Hotel perfecto! Estéticamente hermoso, las instalaciones en armonía con la vista increíble a la bahía de Acapulco. Cada rincón tiene un encanto. Las habitaciones muy cómodas, con todo lo necesario para relajarse, servicio a la habitación delicioso, pero nunca dejen sus platos fuera de la habitación porque los amigos mapaches llegan y tiran todo ( son unos pequeños traviesos encantadores).
El desayuno buffet exquisito, todo con buen sazón y un buen servicio. El restaurante Saffron con platillos muy bien preparados, tome una clase de cocina muy divertida también.
Vayan al spa los masajes son el plus que se necesitan en unas vacaciones, después de ahí salí con más energía para seguir disfrutando esa mágica estancia.
Este hotel es un paraíso dentro del paraíso de Acapulco.
El personal capacitado y siempre dispuesto a ayudar. Regresare mil veces más