Las instalaciones inmaculadas en su blancura fueron como viajar al Mediterráneo, al mundo árabe y a sólo 3 horas de Guadalajara. Relajación total en el Spa y comida deliciosa en el restaurante Legazpi.

El personal de servicio siempre muy atento y amable , la comida excelente al igual que las bebidas, los alimentos en el Terral, a la carta , estupendos, al igual que en los Delfines, la distribución del hotel te hace sentir en intimidad, ya que esta distribuido en pequeñas callecitas , todo blanco, volvería sin dudarlo

Desde la llegada los bell boy no tuvieron mucho servicio pues a medias me ayudaron a bajar las maletas para que moviera rápido el carro después de eso fui a hacer el check in para lo que había solo una persona recibiendo la reservas y estuvimos esperando un buen rato hasta que llego otra persona a ayudar y por fin empezó a haber movimiento en recepción salimos al pasillo donde estaban las maletas arrinconadas en el piso y jamás llego ayuda nuevamente para ir a la habitación "lo bueno" es que regresando a recepción nos dijeron que la habitación estaba cerca del lobby y pues cargando las maletas llegamos, la comida muy buena, el café de buen, los jugos y aguas también ricos pero los refrescos de maquina todos saben igual sin sabor y sin gas, la cerveza es cuestión de gustos pero para muchos es mejor la cervecería modelo, no hubo snacks solo tacos que pues no es barra de snacks, los meseros algunos un poco más serviciales que otros en general deja cosas que desear