Desde que llegas, las chicas de la entrada son sumamente amables, tienen procesos perfectamente establecidos y eso da mucho orden, además del excelente servicio que ofrecen. El café de olla es lo más delicioso, aunque el molido que ofrecen también es muy rico. Recomiendo probar el aporreadillo en salsa verde, los chilaquiles, las quesadillas... bueno, todo es delicioso! El polvorón con un café de olla... uffff! Lo único malo es que el estacionamiento es reducido para la cantidad de gente que acude, por lo que en ocasiones tienes que buscar lugar para estacionarte fuera del establecimiento.
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