El hotel es encantador y te transporta al pasado. Está muy bien ubicado, en el corazón del centro histórico. Hay varios restaurantes alrededor y hasta pudimos tomar un par de tours que se ofertan en la zona.
Las habitaciones son amplias y estaban limpias. Cabe notar, que todo el personal nos atendió muy amablemente; Eric, en el restaurante, nos apapacho mucho.
Lo único que podrían mejorar son las toallas, que aunque limpias están bastante percudidas y dan mal aspecto.