El hotel está a un lado del monumento al Pípila por lo tanto la vista es panoramica de la Cd. de Guanajuato, nuestra habitación tenía terraza con muebles para jardín, y en una tarde disfrutando de la vista estuvimos brindando con vino y una bagette con queso. Inolvidable el momento. La habitación muy limpia.
Pero hubo algo que no nos pareció muy bien y es que notamos que el aseo, sobre todo de los baños no lo hacen a conciencia, posiblemente piensan que hasta que uno se vaya. Por lo demás el personal mucho muy amables,
Nos dieron tarjetas tanto para el funicular como para el desayuno en Casa Valadez
Tuvimos otro problema y es que el día que saliamos, no había funicular y tuvimos que bajar por la escalera, llegando al final con las rodillas hechas polvo, si nos pagaron dos taxis para la subida.
Creo que si regresaríamos pero que nos garanticen que va a haber funicular, si no no vamos