Acudimos a la hora de la comida con reservación a este lugar. Los alimentos el servicio y la ambientación en mi opinión están sobrevalorados para una estrella Michelin. A los meseros les falta capacitación para responder preguntas de los platillos y bebidas, los baños no cumplen con los estándares de limpieza y presentación. El toque que arruinó mi visita fue que en la mesa de enfrente tenían a cinco niños mal portados, haciendo ruido y jugando con los alimentos. Señores: los niños no tienen educado el paladar para degustar alimentos de alta cocina mexicana. Dentro de sus políticas deben limitar acceso de niños. Es una pena ver lugares así que empiezan bien y terminan mal
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