Estuvimos hospedados mi esposo, mis hijos pequeños y yo en este pequeño pero encantador hotel durante los días de navidad, cierto que hay algo que parece una muy pequeña manifestación de maestros afuera pero nunca nos molestaron, podía con mis hijos y mi esposo salir a caminar, a los museos y restaurantes que existen muy cerca donde comimos delicioso al regreso ya por la tarde regresábamos a nadar en la alberca con agua a temperatura muy agradable, Daniel nos atendía en la alberca siempre tenía algo que ofrecernos, los desayunos muy ricos muy tradicionales, todo el personal eran encantadores.
Ubicación increíble, excelente atención, la habitación en la que estuvimos era una junior suite muy cómoda y con muy buena luz.
El wi-fi funcionaba en todo el hotel, seguro cuando volvamos nos quedaremos aquí.