Hola!
Para nosotros es un lugar de nostalgia, a lo largo del tiempo ha sido un lugar que no perdemos en visitar, ya que despierta recuerdos más allá de culinarios, te trae sensaciones de la infancia, de momentos en familia.
Respecto a la comida, le apuestas a lo seguro si eres de esos que respeta, admira y disfruta una buena masa y sabor mexicano en su más pura expresión.
Las gordas infladas son una delicia para el paladar, huevos como te los hacía la abuela, salsas variadas, picosas y no tan picosos, ese frijol negro que representa al Sur de nuestro hermoso País!
Eso sí, ve con tiempo, se paciente, por que tendrás que esperar mesa, además, estate a la abusada porque nadie se acercará a darte mesa, tu tendrás que irte a sentar donde veas lugar, literal la experiencia es como en casa, nadie te hablará para sentarte a comer.
El personal amable, pero considera que siempre están llenos, así que no esperes la atención de 1/2 hora en la mesa preguntándote de donde vienes y que bueno que los visitas, aquí vienes a comer!
Nosotros fuimos a desayunar, y ya las 10am había música en vivo de la región, quien no quiere despertar con un muy buen café y buena música disfrutando de sabores auténticos.
pide los licuados y las aguas, valen mucho la pena, subirán tu azúcar al 100, pero no podrás negar que los disfrutarás como cuando eras chico!
Excelente experiencia!